Mis sandalias rojas
Aproveché que ayer era domingo para sacar los zapatos del verano pasado. Nunca me gustaron demasiado los domingos, pero después de algunos años descubrí que el secreto está en ocuparlos haciendo lo que siempre quiero hacer y luego nunca hago. Ayer saqué la ropa de verano que me faltaba aún en el armario. Mi vestido blanco, mi falda verde, la camiseta azul de tirantas para tirarme al sofa y ver una película... Y mis sandalias rojas... Y saqué la del pie derecho y recordé el olor de agosto sentada en cualquier terraza... y saqué la del pie izquierdo y sentí la brisa del rio acariciando mi cara, cruzada de piernas dejando escapar el sol... y me las puse y caminé hasta el espejo, y me puse de perfil. Y tu imagen apareció a mi lado, volvieron tus manos a mis caderas y tus ojos a acariciar la curva interminable de mi espalda. Y volvieron los escalofrios perdidos y las mariposas blancas a mi estómago... Esa tarde paseé sola por el centro de mi ciudad, dejé que mis sandalias nuevas/viejas, me llevaran donde en otro tiempo habian calzado pies felices de una chica feliz, y caminé sin rumbo hasta que anocheció. El bar de luces tenues de la esquina, la calle torcida donde me guiñaste el ojo (... eterno guiño), las casas enormes, las puertas pequeñas, las baldosas de colores y los balcones con flores... Volvió el calor y con él la templanza de tu cuerpo junto al mio, el recuerdo imborrable de noches nuevas en camas nuevas... Y recordando recordando, salí del laberinto sin miedo a perderme de nuevo. Completé el puzzle de mi vida, sólo me faltaba la última pieza... lo que no sabía era que estaba a la vuelta de la misma esquina del bar de luces tenues... Volví a casa serena, me senté en la cama y me quité las sandalias, mis viejas sandalias rojas. Las metí en su caja, pie derecho (yo)... pie izquierdo (tú)... y la tapé. Me subí a la silla y la guardé en el altillo de mi habitación. Comprendí que como buen recuerdo, allí debían quedarse, pues ese era su sitio...
“Al lugar donde has sido feliz, no debieras tratar de volver.”
2 Comments:
Dicen que no se debe volver a leer un libro ya leído hace tiempo, porque nunca es el mismo, ni las sensaciones son las mismas, ni lo aprendio... y uno tampoco es como era antes... Es mejor pues dejar el libro como recuerdo, allí en la estantería. Recuerdo de la aventura, las lágrimas, la emoción, las noches en vela... Recuerdo de lo bueno y malo, pero inalterable. Todos tenemos sandalias rojas en nuestros altillos y todos de vez en cuando nos las probamos para recordar frente al espejo. Lo dificil es encontrar la pieza de ese puzzle de vida que nos lleva a subirnos a la silla y guardar las sandalias...
Es de lo mejorcito que he leído en mucho tiempo... GRACIAS MIA. Me has hecho sentir...
Mamar me ha encnatado ste relato!!No tengo mas palabras... ;-)
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