27 mayo, 2012

UN-i-DOS


Dibujo con mi dedo sobre el cielo la curva ancha de tus caderas, el muslo izquierdo hasta los tobillos finos, la suave línea de tus pechos. Relleno los vacíos con colores y detalles dentro de mi mente y de pronto estás frente a mí, sonriendo y mirándome como si fuese yo el irreal y te sorprendieras. Abarco con mis manos todo tu cuerpo y veo cómo cierras los ojos y te dejas sentir por mis caricias. Y te toco y te toco y te toco. Recorro todo tu cuerpo sin pudor ni duda, porque es mi cuerpo. Mío. Me creo con el derecho a acariciarlo cuando quiera y como quiera y verte siempre receptiva a las palmas de mis manos resecas, a mi aliento en tu cuello, a mi lengua y mis labios en tu piel. En tu piel. Solo a mí. Porque eres mía. Tan mía como soy yo de ti. Tan mía que nadie más que yo puede tocarte, porque no eres de esas manos extrañas ni de esos ojos que te codician. Sino de mis ansias y mis defectos. Porque nadie más que yo puede morderte. Nadie más que yo te agarra. Nadie más ve tus enfados, tu risa espontánea sin sentido, tu gozo, tus lágrimas, ni lee lo que sientes solo con mirarte a la cara. Nadie más que yo puede cogerte en brazos y acurrucarse en tu pecho oyendo el latir constante de tu corazón. Ese corazón que palmita como el mío. Solo yo. Yo y solo yo... Yo junto a ti. Y me sentiré en calma oliendo tu pelo, dejando pasar el tiempo tumbado a tu lado. Viviendo la vida contigo. Esa vida dura, difícil y desesperante que tanto me ha costado crear y que me da tantos momentos felices que llenan mi alma y me completan. Yo estaré para todo y para ti. Mírame. Siente mis manos en tu cuerpo, cómo te hacen vibrar, cómo te sientes en casa cuando te toco, cuando te beso y soy parte de ti. Como tú eres ya mi casa. Siente cómo ocupo esas partes huecas que son ya mi espacio, el sitio mío donde vivo dentro de ti cuando ocupas el sito tuyo donde vives dentro de mi. Solo yo agarraré tu mano y caminaré a tu lado. Solo yo te amaré en cada etapa, creciendo ambos, envejeciendo ambos y rellenando cada folio en blanco del libro de nuestra vida. Porque ya no hay remedio. Yo ya soy tuyo y tú ya eres mía. Mía y mía. Y yo sólo de ti.