11 abril, 2006

Mi Luz



Cada noche, al acostarme, me paro a observar un pequeño parpadeo persevero y constante. La luz del faro de ese puente solitario en la noche. Esa luz... como un tic tac del reloj, es el paso del tiempo, la uniformidad del continuo trabajo de la vida. Me pregunto si será consciente de su tarea, de ese parpadear diario. Ese inconsciente destino que se le ha encomendado: guiar a los desamparados. Es como cuando respiramos. Lo hacemos sin percatarnos, eso nos hace vivir y seguir caminando a través de nuestra vida, a través de ese puente. Y me pregunto si sentirá dolor por su destino, como yo lo siento en este momento. Si alguna vez se alegrará de todo lo que está haciendo, si podrá mirar atrás y ver si merece la pena sufrir para que los demás no anden perdidos... Como yo. Ella me guía en estos momentos de desdicha en mi vida, me relaja, me tranquiliza con su perseverante destello nocturno, vela para que me duerma. Me ayuda. Y ni siquiera se da cuenta. Y quisiera hacer algo por ella, darle las gracias de alguna manera. Creo que esta es la mejor forma, pensando por ella. A ti, mi luz, mi rutina, mi duermevela. Porque si no estuvieras, mis lágrimas ahogarían mi tan necesitado sueño. A ti, porque haces que el tiempo pase para curar mis heridas y no me de ni cuenta...


(Porque todos tenemos una luz que nos guarda. Dedicados a todos los que han visto esa luz y a los que faltan por descubrirla...)