17 septiembre, 2011

Sueños en Papel


Me descubro a mí misma con un folio blanco en la mesa y un boli bien apretado entre los dedos. Sé que tengo pánico a no ser lo que querría. Así que cierro los ojos y respiro fuerte. Me obligo a mí misma a viajar a un mundo de palabras. Un mundo en el que todo fluía simplemente porque así debía de ser. Un mundo donde soy capaz de respirar profundamente y sentirme saciada con el aire que entra y que me llena. Sonrió. Sonrío a las horas pasadas mientras veía correr la tinta sin sentido y con significado. Al releer de memoria textos que me hicieron vibrar de emoción, que levantaron sensaciones que tenía ocultas dentro de mí. Esas palabras que hacen mella, que te quiebran y te hacen tambalear simplemente por leerlas... Porque están. Quiero volver a reír y llorar. A sentir que no valgo y a esforzarme el triple por demostrarme que sí. A tener dolor de dedos y de alma. A sentirme vacía por un periodo corto de tiempo... Quiero que me dejen tranquila, que no sigan persiguiéndome y gritando, quiero dejarlos salir y que sean ellos mismos sin mí, que ya no me torturen con sus quejidos, que dejen ya de ocultarse en rincones mientras nos observan, esperando a que volvamos la cara y les miremos. Y que seamos capaces de soportarlo... Sentirme liberada. Quiero volver a las “tardes de lluvia y café”, a los “vuelos de Noa”, a la “Nuit fatale” que no me dejaba dormir... A los nervios del qué opinarán. A la emoción de descubrir sensaciones nuevas... Socia. Quiero escribir, quitarle el polvo al tragaluz y dejar que entre a chorros la inspiración por esa pequeña ventana que creamos juntas y que nos ha seguido allá donde hemos ido. Me da igual si valgo, si valemos o si resulta patético. Me da igual que nadie me entienda con tal de que exista. Hay palabras que quitan el hambre a un sueño. Y sé que ese sueño está esperando a que lo descubramos. ¿Me acompañas?